La asociación animalista Libera pide cerrar 31 granjas peleteras en Galicia tras probarse la existencia de contagios de la Covid-19 desde visones.
Según Libera, un estudio liderado por la viróloga Marion Koopmans, de la Erasmus University Medical Center, de Rotterdam, ha logrado presentar pruebas de la transmisión a humanos de la Covid-19 desde visones americanos cautivos en granjas peleteras.
Contagio de la Covid-19 desde los visones a humanos
El contagio, según el estudio, se produjo a decenas de trabajadores de siete instalaciones abiertas en los Países Bajos.
El documento todavía debe ser sometido a una revisión por pares pero revela que son los primeros casos documentados de contagio de SARS-CoV-2 de animales a humanos, un hecho de especial gravedad por la presencia de decenas de granjas peleteras en el país, cuyo Parlamento ha aprobado recientemente un cierre acelerado.
La investigación científica recalca que la variante del virus encontrada en trabajadores y visones es la misma, concluyendo que al menos sesenta y seis empleados se habrían podido contagiar por estar en contacto con los animales, albergando un genoma del coronavirus diferente al encontrado en los pueblos de alrededor pero igual al de los animales infectados.
Granjas de visones en Galicia
La Fundación Franz Weber ha reaccionado a este estudio alertando de que en el territorio gallego permanecen abiertas 31 granjas de estas características, “con decenas de miles de visones hacinados y cuyos protocolos sanitarios no contemplan en ningún caso la posibilidad de que los animales transmitan el coronavirus”.
Así, la ONG internacional demanda una clausura inmediata de estos recintos, primero por sanidad y seguridad pública, y después porque se trata de un negocio “que es rechazado por la inmensa mayoría de la ciudadanía, por lo que no existen motivos, salvo el de mantener una industria cruel, para seguir permitiendo la matanza de mustélidos por su piel”.
Riesgo de contagio
La Xunta, subraya este escrito, “dispone de plenas competencias para realizar un cierre ordenado, incluso determinando indemnizaciones por el cese de negocio, para evitar que las 31 granjas presentes en la comunidad, algunas con sus elementos estructurales muy deteriorados, se conviertan en una auténtica bomba de relojería en caso de fuga negligente de los animales o de contagio y dispersión de la Covid-19 por parte de alguno de los empleados”.
“Fue el mismo grupo de presión el que desmintió que pudiera haber transmisión del coronavirus desde las decenas de miles de animales hacinados en penosas condiciones en las jaulas de las granjas”, recuerdan.
Pero, añaden, “la investigación neerlandesa desmiente este intento del lobby por evitar posibles responsabilidades civiles y penales ante un potencial rebrote desde las granjas”. EFEverde
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