Las aves colonizadoras de ciudades cambian sus hábitos hasta el punto de que sus diferencias con especies próximas motiva su especiación o separación definitiva, el desarrollo de una nueva especie y su aislamiento.
Así se desprende de una investigación liderada por científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), que han demostrado que los entornos urbanos, pese a resultar hostiles para muchas especies, ofrecen ventajas como mayor disponibilidad de alimento, menor número de depredadores o cobijo ante temperaturas muy bajas.
Según el estudio, los individuos que logran aprovechar las ventajas del nuevo entorno crían antes y tienen más descendencia que los ejemplares de especies próximas que viven en el campo, se vuelven más tolerantes a las personas y evitan la competencia de otras especies similares.
Especies próximas
El trabajo ha comparado el comportamiento de especies muy próximas entre ellas pero con tendencias unas a habitar entornos urbanos y otras el medio rural, como son el gorrión común y el gorrión molinero, la tórtola turca y la tórtola común, la paloma torcaz y la paloma zurita o el pico picapinos y el pico menor.
“Hemos comprobado que la especie que llega primero coloniza el nuevo nicho ecológico que ofrecen las ciudades y evita que especies próximas entren”, explica el investigador del MNCN Mario Díaz.
Además, “cuando una población se establece en la ciudad, los individuos cambian sus hábitos, se vuelven más permisivos a la presencia humana y tienden a excluir competitivamente a especies similares”.
Microevolución
El investigador ha señalado que, a escala de población, este comportamiento “podría acelerar su aislamiento y favorecer su futura especiación, un proceso de evolución rápida que puede llevar a la aparición de nuevas especies en menos tiempo del habitual”, lo que vendría a ser un fenómeno de “microevolución”.