Celia Agüero Pereda.- EFEverde.- Nada parece interrumpir la vida cotidiana de los cerca de mil animales de 130 especies diferentes que viven en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, ni siquiera el coronavirus que ha obligado a cerrar este espacio a visitantes y donde ahora los animales están más relajados y tranquilos sin el ajetreo de cada día.
Desde la declaración del estado de alerta por el coronavirus, los coches dejaron de recorrer los cerca de 20 kilómetros de la red de caminos de este parque natural cántabro que permiten observar las cientos de especies de este parque, y los animales lo han notado.
Distancia de seguridad

Eland en el Parque Natural de Cabárceno. EFE/Pedro Puente Hoyos
Ahora se acercan a la valla porque los escasos vehículos que se aproximan a “sus territorios” son los de sus cuidadores, a quienes conocen perfectamente.
Pero surge una duda ante todo este cambio de vida y rutina que ha supuesto para los seres humanos: ¿Se verán afectados negativamente los animales cuando se reabra el parque?. La respuesta a esa pregunta la tiene su jefe de veterinarios, Santiago Borragán, quien asegura a Efe de forma firme y contundente que no.
A lo largo de los 30 años de historia del parque, los trabajadores han comprobado que la circulación de vehículos por ese espacio o que la gente se aproxime a las vallas no es algo que afecte a los animales porque tienen una reacción defensiva, “lógica e inteligente” ya que mantienen una distancia de seguridad con lo desconocido.
Nacimiento de crías de varias especies

Santiago Borragán, jefe de veterinarios del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, da el biberón a dos crías de camello. EFE/Pedro Puente Hoyos
Sin embargo, esta distancia no la mantienen con los trabajadores de este espacio, donde cerca de 25 personas, entre cuidadores y veterinarios, siguen acudiendo diariamente a cuidar de estos animales y donde durante esta cuarentena provocada por el coronavirus han nacido dos camellos, un watutsi, seis oseznos, tres eland, una llama, una yegua monchina y cuatro muflones.
Entre estos nacimientos están Félix y Felisa, dos camellos que nacieron el 14 de marzo, el primer día en el que el parque tuvo que cerrar sus puertas a los visitantes debido a la crisis sanitaria, y que son los dos únicos recién nacidos que necesitan biberón ya que por circunstancias “difíciles” sus madres no se han hecho cargo de darlos de mamar aunque les quieren y les defienden en todo momento.
Borragán asegura que es todo un “espectáculo” ver como esos “camellitos” cuando llega la hora de comer y los llaman, ya les conocen por la voz, dejan a sus padres y van corriendo a que les den el biberón.
Y es en ese momento cuando se nota el cariño de una madre hacia un hijo, ya que una de las dos hembras de camello es más celosa que la otra.
“Todos los días está allí metiendo la cabeza cada vez que damos el biberón a la camellita y lo que quiere es que demos el biberón al macho, a su hijo, y mete ahí la cabeza, y la muerde a la camellita.
La vida en la gran superficie del parque sigue su curso y dentro de unas semanas volverán a nacer nuevos animales porque “sin tardar mucho” parirán entre 50 o 60 hembras de fauna ibérica como ciervos o muflones, ya que la primavera es la estación en la que más nacimientos se da y se espera que en esta época del año aumente la familia del parque.
Cuando este espacio reabra sus puertas, los visitantes podrán ver a nuevos ‘habitantes’ correteando por el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, siguiendo a sus madres y copiando sus pasos. EFEverde
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